Doce años sin Mundial. Y eso en el mejor de los casos. El histórico desastre de Italia dejará una herida enorme por cómo ha llegado, después de un triunfo en la Eurocopa, y por el equipo que tenía Mancini. El fútbol italiano tiene muchos problemas, pero el seleccionador tuvo material suficiente para batir a Bulgaria, Suiza, Irlanda del Norte y Macedonia del Norte. Ahora, toca reconstruir, una vez más.
En la prensa hubo menos optimismo. ‘La Gazzetta dello Sport’ habló de “un desastre”, de un adiós “al Mundial, a la Eurocopa, a todo”, debido a un asedio “improbable, inútil, impreciso” tras el enésimo partido que Italia “no sabe ganar”.
Entre los azzurri, el primero en dar la cara fue el capitán Chiellini, que dejó en el aire su posible y definitivo adiós a la Nazionale, pidiendo al técnico que no se marche: “Estamos destrozados, pero ojalá Mancini se quede”. Una de las caras más tristes fue la de Jorginho. Los penaltis fallados en septiembre por el del Chelsea fueron decisivos para el desastre: “Creo que me dolerá durante toda la vida”, afirmó cabizbajo, “fallar así dos veces es algo que se te queda dentro”. Los tifosi estarán de acuerdo.