Después de dos play-off consecutivos fallidos, el Girona consiguió este fin de semana el ansiado ascenso a Primera División. Un día grande para la ciudad, que apenas dos horas horas antes había visto como el Bàsquet Girona superaba a Estudiantes y conseguía también subir a la ACB.
Doble triunfo y doble merecida celebración. La ciudad no faltó a la cita con sus equipos y se tiñó de rojo para festejar por todo lo alto este hito en el deporte gerundense. La fiesta arrancó en Montilivi, donde los jugadores se subieron a un autobús descapotable que les llevó por toda la ciudad hasta Fontajau, donde recogieron a los jugadores de baloncesto. Con todos subidos en el bus recorrieron las calles abarrotadas hasta la Plaça del Vi, donde está el ayuntamiento, y se desató la euforia entre los aficionados. Sin parar de cantar, bailar y celebrar, los presentes interrumpieron constantemente los parlamentos de los protagonistas. Girona fue una fiesta.
El primero en hablar fue Delfí Geli, presidente del club de fútbol, que además de agradecer a los presentes el apoyo prometió que “haremos un equipazo y disfrutaremos en Primera”. Míchel, por su parte, todavía fue más lejos lanzando un aviso a Pere Guardiola, presidente del Consejo de Administración y a Delfí Geli: “¡El año que viene a Europa!”, exclamó. Stuani, uno de los más aclamados, dio las gracias en reiteradas ocasiones a todos los presentes.
Marc Gasol. Por su parte el presidente del Bàsquet Girona, Marc Gasol, también tuvo palabras de reconocimiento para la afición: “Hacía 14 años que no estábamos en la ACB. Sois gente cojonuda. Tenemos muchas ganas de veros en Fontajau y Montilivi. Nos hace muy feliz. Viva Girona y Viva Cataluña”, zanjó.
También fue aclamado Stuani se que se dirigió a los aficionados rojiblancos desde el balcón. “Queremos agradecerles por estar siempre a nuestro lado. Juntos somos más fuertes, nos hemos caído, nos hemos levantado, pero estamos ahí, en Primera”, dijo.
Después de los parlamentos, Nahuel Bustos se hacía con el micro para amenizar la fiesta al grito de “Girona entera se va de borrachera”, mientras la plaza se llenaba de confeti y Gasol y Stuani se abrazaban en una de las imágenes más icónicas de la celebración.
Algunos se resistían a abandonar el balcón mientras los actos debían continuar. Mientras el equipo de baloncesto se marchaba a casa, el de fútbol aún tenía la mitad de la fiesta por delante, con Montilivi esperando.