El fracaso europeo del Barça no es un hecho, pero es más que previsible.
El Barça no pudo pasar de un 3-3 a pesar de haberse adelantado en el marcador y tener el partido en su mano por dos veces. Pero sendos errores groseros de Piqué y Busquets, dos de los capitanes, parecen liquidar un sueño en el que el Barça no sólo pierde prestigio, sino que supondría un mazazo económico a la institución.
Desde el principio el Camp Nou interpretó que lo que estaba en juego ayer era una cita fundamental. Una bola de partido que se tenía que levantar como fuera y el público respondió como hace en contadas ocasiones en el recinto blaugrana.
El Inter, de entrada muy bien plantado atrás, pero más ofensivo de lo que se esperaba al introducir Simone Inzaghi a Dzeko como titular también supo jugar sus cartas en un inicio de partido en el que el Barça amenazaba más, pero donde los golpes más duros eran de los italianos.
Dzeko remató al larguero una falta lateral que en su caída botó sobre la línea de gol y Ter Stegen tuvo que hacer un paradón minutos después ante un contragolpe de Dumfries tras un saque de esquina a favor del Barça. Si no llega a ser por el portero alemán, el roto hubiera sido mucho mayor.
No obstante, el brasileño resucitó y jugó un cuarto de hora final de primera parte estupendo. Ganó un duelo de cabeza, evitó que el esférico se perdiera y habilitó a Sergi Roberto, para que éste asistiera a Dembélé, que marcaba el primer gol del partido.
En la reanudación, el Barça en un error tremendo de Piqué, regresó a la casilla de salida. El central se confió en un balón sencillo y no sólo habilitó la llegada de Barella, sino que además rompió el fuera de juego del volante italiano que fusiló a Ter Stegen.
El Barça estaba contra las cuerdas y necesitaba gol. con otro de Busquets, que perdió un balón imperdonable que propició el tanto de Lautaro, que superó a Eric y anotó el segundo. La situación ya era desesperada y Xavi sacó a De Jong y a Ansu.
Con el Barça colgado de Ter Stegen, el mejor del equipo, apareció la vergüenza torera de Lewandowski, que empató el partido a dos a falta de ocho minutos, pero al Barça le volvió a faltar cabeza en esos minutos finales, en los que no sólo no intimidó, sino que se dejó marcar el tercero, que, de nuevo Lewandowski arregló en un último ataque de honor que deja la situación entre el milagro o la Europa League. Todo apunta a lo segundo.