A doce puntos de la Liga de Campeones en la Serie A, lastrado por la sanción que lo relegó a posiciones menores, la Europa League surge como un objetivo único para la Juventus, que doblegó en el partido de ida de los octavos de final al Friburgo, al que aplacó, dominó y venció con un testarazo de Ángel Di María que no garantiza más que una ventaja mínima para la vuelta en una semana en Alemania.
Allegri dio la primera sorpresa horas antes del partido, dejando fuera de la convocatoria a Pogba (que aún no se ha estrenado en competiciones internacionales) por un retraso en la concentración de la víspera. En el mediocampo, entonces, salió de inicio con Rabiot y Miretti al lado de Locatelli, y la pareja Vlahovic-Di María arriba.
El mediocampista francés tuvo la mejor oportunidad de un comienzo con enorme intensidad de los bianconeri, que perdieron fuelle con el paso de los minutos. El 3-4-3 de Streich cerraba perfectamente todas las líneas de pase y se dedicó únicamente a defender (llegando al descanso con 0 remates intentados), logrando anular los ataques bianconeri. Hacía falta la jugada de un campeón para desatascar el choque, y entonces apareció, como siempre en las últimas semanas, Di María.
En el arranque de la reanudación, el campeón del mundo cabeceó a la red con elegancia un perfecto centro de Kostic, sumando el cuarto gol en tres partidos de Europa League, y el séptimo desde que empezó 2023. El Freiburg tuvo una inmediata e inesperada reacción con Holer, que, tras una falta de Grifo, puso las tablas al primer toque en el área a pase de Ginter. La asistencia del central, no obstante, se ejecutó con las manos y el árbitro, convocado por el VAR, tuvo que anular inevitablemente el gol.
Tras el susto, la Juve gestionó el ritmo sin sobresaltos, preocupándose más de las condiciones de los suyos. Chiesa, que había sustituido al apagado Vlahovic en el 67′, sufrió unas serias molestias en la rodilla que le obligaron a disputar el tramo final del encuentro andando (Allegri ya no tenía cambios). Di María, por su parte, acabó el partido tocándose el muslo con una expresión poco alegre. El argentino es lo mejor de la Vecchia Signora en estos días: Allegri tiene que esperar que solo sea cansancio.
