El Porto se impuso este viernes en Lisboa al Benfica por 1-2 en el gran clásico luso, una victoria que le mantiene en la lucha por el título y acorta su ventaja sobre el líder de diez a siete puntos.
Con todos los focos apuntando a Gonçalo Ramos, poco tardó en aparecer el delantero que sigue media Europa para fabricar el 1-0. El ariete del Benfica, tras un centro de Bah, se alzó por encima del exmadridista Pepe y conectó un enorme cabezazo que acabó entrando tras rebotar en la espalda de Diogo Costa. Una jugada en la que se vieron involucrados las dos jóvenes estrellas portuguesas, el nueve del Benfica y, para su desgracia, el meta del Oporto.
También quedó retratado Pepe, que no tardó en rehacerse. Pocos minutos después, de nuevo Ramos se plantó solo ante la meta de Costa, pero su remate fue bloqueado por el central, que esta vez sí reaccionó con rapidez. El Oporto marchaba por detrás, pero la sensación era que había sobrevivido al chaparrón local.
Y a partir de ahí, todo cambió. El Oporto de Sergio Conceiçao tomó la iniciativa hasta el punto de dominar totalmente el encuentro. Primero vio cómo se le anulaba el empate de Galeno por una falta de Taremi a Vlachodimos, meta del Benfica. Eso no impidió que la igualada llegara poco después, tras una excelente combinación que Uribe cruzó para el 1-1. Y hasta volvió a ver cómo el videoarbitraje volvía a intervenir para anular el 1-2, por un fuera de juego de 6 centímetros, según la televisión portuguesa.
La segunda mitad empezó calcada al final de la primera, con el Oporto volcado sobre la portería del Benfica. Nueve minutos tardó Taremi en poner por delante a los dragones (1-2). Por entonces el encuentro vivía un ritmo frenético que parecía favorecer a los visitantes. Sólo al final el Benfica pudo encerrar a su rival en el área, sin que se materializase el empate que podía sentenciar la Liga. Porque, aunque el título lo sigue teniendo muy de cara, la victoria le da vida a un Oporto que se siente un poquito más cerca del milagro.