Era un día para no fallar. No lo hizo la afición, que acudió en masa al ‘Templo’ y se registró una entrada récord esta temporada de 28.512 espectadores. Pero a la tercera con Luis García tampoco fue la vencida. El Espanyol chocó ante el Cádiz con los palos y Ledesma (0-0) y alargó su racha a ocho jornadas sin sumar, aunque cortó la sangría de derrotas.
Siempre a balón parado llegaron los pericos, frente a un Cádiz que tuvo la más clara del primer tiempo en una doble ocasión de Guardiola, solo en la frontal del área pequeña a pesar de la defensa de cinco dispuesta por Luis García, con Pedrosa de vuelta a la titularidad justo un año después, y descompensada a menudo por un Óscar Gil que tendía a irse al centro como si tuviera un imán.
Pero por lo que sintió la atracción del esférico a los 12 minutos de la reanudación fue por el palo. En el poste izquierdo de Conan impactó un inapelable cabezazo de Joselu, quien había marcado en todos sus enfrentamientos con el Cádiz, en la acción de gol más evidente hasta ese instante para el Espanyol, que tuvo continuidad en el remate que Ledesma le repelió a Cabrera.
Por si no había quedado claro que iba a romper Joselu su idilio con los amarillos, sobrepasada la hora de partido llegó la constatación, en una rapidísima transición perica, el centro de Melamed y el potente remate de primeras del ‘pichichi’ perico que batió a Ledesma. Gol que inmediatamente anuló Martínez Munuera por fuera de juego. Lo era.
Venía el Cádiz de reclamar un inexistente penalti de Pacheco a Sobrino cuando se dejó sorprender por la carrera de Braithwaite, primero, y el taconazo de Joselu, en segunda instancia, en un Espanyol entregado a lo que necesitaba como el comer: la búsqueda del gol de la victoria. Y por tercera vez, se topó Joselu con el infortunio, esta vez con el larguero, a centro de Darder.
A la desesperada se volvió a dar de bruces por enésima vez Joselu con Ledesma, y en consecuencia tampoco llegó el tanto salvador de un Espanyol al que de muy poco le sirve haber roto su racha de seis derrotas consecutivas, la que le ha condenado a una enfermedad de muy reservado pronóstico como lo es el descenso, a diferencia de un Cádiz que aún tuvo el 0-1 en los pies de Alejo, que suma y sigue, y que a domicilio no pierde desde el ya lejano febrero. El mes en que los pericos ganaron por última vez.