El Arsenal elige seguir creyendo

El Arsenal sonríe, el Manchester City suspira y el Liverpool se frota las manos. La victoria de los Gunners (0-2) en St. James’ Park, una de las más sufridas y peleadas de la temporada, da vida tanto a la pelea por el título liguero como a la lucha por los puestos de Champions League.

Al Arsenal, después de la última victoria del Manchester City, sólo le quedan puntos de partido. No se podía permitir ni un sólo fallo. Los encuentros deben contarse por victorias sí o sí y el primer ‘match ball’ lo tenía que disputar en un estadio complicado como St. James’ Park. El Newcastle, con la Champions en juego, era el rival más difícil de toda la ristra a la que tiene que enfrentarse.

Y comenzó muy fuerte. Durante los primeros diez minutos arrinconó al Arsenal, que achicó agua como pudo con dos puntos álgidos, un disparo al palo de Jacob Murphy y una mano de Jakub Kiwior, sustituto en el centro de la defensa de Saliba, fuera por problemas en su espalda.

Entonces, el Arsenal se salvó de una pena máxima, comenzó a carburar y se quitó el dominio de encima para resurgir con un golazo de Martin Odegaard.

El primer tiempo no dejó ni un instante para darse un respiro y el segundo no iba a ser menos. Con el público aún volviendo a sus asientos, Alexander Isak estrelló un cabezazo contra el palo y Ramsdale, en la siguiente jugada, hizo la parada del curso con su antebrazo derecho a otro testarazo a bocajarro de Callum Wilson.

El Arsenal no se achantó con esa salida fulgurante del Newcastle y respondió al minuto por medio de Martinelli, que estrelló en el larguero un disparo desde dentro del área para marcar territorio en un duelo eléctrico que en ese instante se frenó en acumular ocasiones pero no en revoluciones.

Después del intento de Martinelli pasaron 25 minutos sin ocasiones claras.

Y si Martinelli cerró el carrusel del empujón inicial del segundo acto, también cerró el partido a los 72 minutos tras provocar con un centro envenenado desde la línea de fondo el gol en propia meta de Fabian Schar.

Ahí se acabó el duelo. El Arsenal, por fin respiró. Aguantó bien el marcador y ya no sufrió más.

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