El Barcelona cerró LaLiga a lo grande y a la primera oportunidad. Y encima, en casa del rival ciudadano goleando al Espanyol por 2-4 en un partido que más allá de sellar el título, deja en el bando perico una situación preocupante. No tanto por la derrota, que entraba dentro de lo posible, como por la imagen de impotencia y enfrentamiento social. Que el Barça tocara el cielo era previsible, que el equipo blanquiazul bajara tanto a los infiernos, no.
El planteamiento del partido fue la definición del mundo al revés. Parecía que el equipo que necesitaba salvarse, el que realmente se jugaba la vida era el blaugrana, que con un Pedri que jugó como en el salón de su casa, un Balde que desnudó a óscar Gil y un Lewandowski que aparecía para empujarlas borró del campo a un Espanyol irreconocible.
Pedri González se mostró muy satisfecho por su primer título liguero con el Barça. “Es mi tercer año y tenía ganas de ganar un título grande. Estoy contento por la familia, por los que están a mi lado y claro, por mí”, aseguró a las cámaras de Movistar.
Se congratuló también por no haber hecho demorar el título: “Queríamos ganar aquí, respetando siempre al rival. Salimos con mucho ritmo y cuando vi que tas el primer gol seguíamos igual, ya supe que no se nos iba a escapar”.