Guardiola, gloria o gatillazo

La puerta dorada de la Champions, la que distingue entre la clase alta y media de Europa, se abre de par en par en Estambul, lugar alejado del corazón europeo pero no tanto de los chorros millonarios que trufan el fútbol actual.

En el borde de Asia se juegan el City y el Inter suceder al Madrid en el trono continental, palabras mayores para cualquiera de los dos. Los ingleses buscan su primer título; los interistas, el cuarto. Guardiola, protagonista incuestionable de la final, querrá romper el maleficio que persigue a su equipo y también a él desde que dejó Barcelona.

El City no ha conseguido estrenar su palmarés europeo ni con todo el dinero del mundo. En cualquier caso, el camino le ha llevado hasta su segunda final en tres años gracias a un modelo de juego que tiene a Pep como ideólogo y gran líder.

A este City, a diferencia del que perdió en 2021 ante el Chelsea, es tan difícil ganarle como fácil que gane. No ha perdido un solo encuentro en toda la competición europea y viene de conquistar la Premier y el pasado fin de semana la FA Cup. Ha aprendido a ser bueno además de bonito.

Los matices tácticos de Guardiola han sido clave en el asentamiento definitivo. El técnico repetirá hoy un once que ya sale de carrerilla y en el que desde hace tiempo destacan las cuatro rocas como defensas y el rol híbrido de Stones como central (o lateral) y mediocentro. Si gana será su tercera Champions e igualaría a Zidane y Paisley. Sólo Ancelotti, con cuatro, les supera.

Otro nombre que ha elevado el listón es el de Haaland. El noruego llega en el peor momento (un gol en siete partidos) y sin embargo nadie duda de que es la mayor amenaza del partido por sus 52 goles esta temporada –12 de ellos en la Champions–. Eso también lo tiene el nuevo City: en caso de atasco, Haaland.

En la otra orilla, la del sparring sin nada que perder, está el Inter de Inzaghi. Hablar de equipos italianos en Europa ha sido históricamente un relato sobre la fiabilidad y la eficacia. Parece que vuelve sobre esos fueros el Calcio y este Inter sirve de ejemplo. No es espectacular, no cala, pero sobrevive. Así se deshizo del Barça en la fase de grupos y de los equipos revelación en los cruces, entre ellos también su vecino y eterno rival milanista.

El don de Inzaghi para las eliminatorias y las finales recuerda, hasta en su esencia, al de Emery. Entre la Lazio y el Inter ha ganado seis títulos, todos ellos Copas o Supercopas. Es decir, se maneja bien a un partido, y esa es la gran baza de los nerazzurri. A la final llega, además, con un gran Lautaro, jugador que por sí solo puede decantar un partido a pesar del mal recuerdo que dejó en el Mundial con Argentina.

Desde 2012 no hay un campeón de Europa que se estrene en el palmarés. En total han sido 23 los clubes que han logrado levantar al cielo la orejona, la copa que más atrae y que más cuesta, aquella que ya solo el Inter separa del City, de Haaland, de Guardiola y de la nueva riqueza que desde hace años se instaló en el fútbol para comprar lo que de otra manera sería imposible. Estambul decide. Gloria por fin o decepción de nuevo.

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