La celebración del ascenso del Alavés a Primera

Los aficionados y jugadores albiazules celebran el ascenso a Primera División por las calles de Vitoria-Gasteiz.

Vitoria se tiñó de color blanquiazul para celebrar el ascenso del Alavés. Miles de aficionados babazorros se lanzaron a las calles para acompañar al autobús del equipo a lo largo del recorrido que les llevó a una plaza de la Virgen Blanca llena hasta la bandera.

Los jugadores y el cuerpo técnico, que venían de una barbacoa en la que Asier Villalibre y su ya célebre trompeta acapararon los focos, se sintieron abrumados por el camino recibido por parte de su afición. Mirasen donde mirasen, sólo se veían camisetas, banderas y bufandas del conjunto babazorro.

Pero fue en la plaza de la Virgen Blanca donde se desató la auténtica locura entre jugadores y aficionados. El tradicional aurresku sirvió como pistoletazo de salida, y, una vez Laguardia, ejerciendo de capitán, realizó la ofrenda floral, la fiesta vivida en los aledaños se amplificó.

Villalibre volvió a sacar la trompeta, esta vez para el deleite de los aficionados. Javi López se convirtió en Celedón y se animó a entonar la canción más emblemática. Luis García Plaza fue el encargado de poner fin a la celebración con los esperados fuegos artificiales. Y, como colofón, aficionados y jugadores cantaron el himno al unísono.

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