A veces el fútbol parece una esfera en la que uno puede entrar y olvidarse de todo lo que sucede a su alrededor. Algo así le ha pasado a Mason Greenwood, un futbolista de un talento innegable al que unas acusaciones de intento de violación, agresión y comportamiento controlador sobre su pareja le apartaron del Manchester United. Aunque la justicia suspendió la investigación por ‘retirada de testigos clave’ y la aparición de nuevo material que hizo que se suspendiera el juicio y se retiraran los cargos, la afición de los ‘Red Devils’ nunca le quiso en el club.
Su imagen quedó terriblemente dañada, sin opciones de seguir en la Premier, descartado de volver a las convocatorias de Gareth Southgate con Inglaterra y sin poder ir siquiera a Arabia Saudí. Sin embargo, en Getafe se ha vivido una situación radicalmente distinta. Hace unos meses no se hubiera imaginado acabar en el Coliséum.
Se habían marcado cuatro goles y se habían disfrutado 77 entretenidos minutos cuando todo quedó eclipsado en el Coliseum: Greenwood entraba en el campo y hacía su debut en la Liga española. El niño prodigio inglés, de 21 años, a quien el Manchester United ha enviado a Getafe para hacer la mili a las órdenes de Bordalás, dejó impronta de su calidad desde el primer segundo. Regates, bicicletas, llegadas a la línea de fondo, centros medidos y remates con peligro como el que Herrera le desvió a córner y que fue el origen del 3-2. También conoció lo que le espera por virtuoso: patadas infames como la que le propinó por detrás Iker Muñoz. Si el chico reconduce su actitud y se centra solo en jugar, el Coliseum va a ser uno de los estadios más divertidos de España.