No pudo sumar los tres puntos el Espanyol frente a su afición, en un encuentro que se puso de cara con el tanto de Edu Expósito, al inicio de la segunda mitad, pero que se complicó con la expulsión de Calero y el empate final de Manu Vallejo. Justas tablas.
Arrancó mejor el Espanyol, espoleado por su derrota en el Tartiere y con ganas de reivindicar su condición de favorito para el ascenso. Poco a poco fue entrando en el partido el Zaragoza, girando el juego de lado a lado, pero sin llegar a hundir al Espanyol sobre campo propio.
La primera oportunidad tardó en llegar hasta pasado el cuarto de hora, cuando Toni Moya enganchó a sobrebote un esférico, en la frontal del área, que salió rozando el poste.
Entre Omar y Milla fabricaron, no en vano, el primer acercamiento del segundo acto, que terminó en un remate fuera de Puado, que pasó de la punta al interior izquierdo. Y desde ahí fraguó la acción del 1-0, acaso en la primera de esas rápidas transiciones que le permitió el Zaragoza al Espanyol, en la que el canterano cedió para que Brian Oliván centrara y Expósito, llegando desde atrás, embocara a gol.
Tan felices se las prometía de pronto la escuadra blanquiazul que, para ponerle emoción, se autoexpulsó Calero con una durísima entrada sobre Germán Valera en la que Arcediano Monescillo no titubeó. Y encima el central se dignó a protestar airadamente una acción que llevó a Ramis a completar sus cinco cambios disponibles con casi media hora aún por disputarse. Y a Velázquez, reactivo y con sentido común, a añadir la pólvora de Sergi Enrich y Manu Vallejo, quien en su primer contacto con el balón igualaba el encuentro colándose en el área, combinando con Gámez y fusilando a Pacheco.
Nada había podido hacer en el 1-1 el portero del Espanyol, quien sí intervino providencialmente en el 84′ para evitar la victoria zaragocista en un tiro de Bermejo que recogía a su vez el rechace de un primer remate de Enrich al palo.