A Mason Greenwood le sobra calidad por los cuatro costados. Es un jugador de otro planeta para el Getafe, que disfruta de un hombre diferencial que juega a otra cosa en el conjunto azulón y que ante el Granada, perdedor en el Coliseum (2-0), lució todo su repertorio para mantener las opciones lejanas del equipo de José Bordalás de jugar en Europa.
El inglés es un futbolista de esos por los que merece la pena pagar una entrada. El primer gol getafense dio buena cuenta de ello. Él se lo guisó, y se lo comió en el minuto 20′. En una jugada que todo parecía indicar que no iría nada, dejó sentado a Gonzalo Villar con un buen regate, recorrió veinte metros y tiro inalcanzable para Batalla tras tocar en Ignasi Miquel.
“Si Greenwood saca su magia, yo también” tuvo que pensar Bryan que probó suerte con una jugada muy similar a la de Greenwood. Eslalon, recorte hacia dentro y tiro ajustado al palo contrario. No llegó a nada por poco. Por contra, sí llegó, y a mucho, la presión de Mayoral en el 36′. El delantero encimó a Batalla que, tras un resbalón, despejó contra el cuerpo de Mayoral que no falló a puerta vacía.
El Getafe, mientras, jugaba replegado, ahorrando esfuerzos y pensando ya en el maratón de partidos que tendrá esta semana: dos más y midiéndose ante todo un Real Madrid. Es decir, el Getafe volvió a ser ese Getafe de Bordalás: práctico, eficiente y muy disfrutón para sus aficionados. Esto es el fútbol que gusta en el Coliseum, papá.