Tras la victoria del Barça ante Osasuna en Montjuïc, la tercera posición peligraba para el Atlético de Madrid. Los de Simeone sufrieron más de lo esperado, pero terminaron sumando tres puntos clave ante el Rayo Vallecano (2-1) en su pelea por seguir en el podio de LaLiga EA Sports. Y se lo deben, en gran parte, a Memphis Depay.
Los colchoneros, con dos triunfos ligueros al hilo y potenciados también por la clasificación copera a semifinales, salieron entregados al acoso y derribo de la portería de Dimitrievski, todo con la novedad de la titularidad de Vermeeren, fichaje estrella del verano. Tardaron, eso sí, en encontrar premio. Se acercaron con Ángel Correa, pero el argentino marcó en posición adelantada. No fue el caso con Reinildo, que llegó tras un envío de Riquelme para apuntarse el 1-0 que abría el camino de la victoria.
Apenas siete minutos después, el que bailaba era el Rayo. Isi encontraba a Chavarría en la izquierda y Chavarría, a Álvaro libre de marca en la frontal. El balón tenía destino: un zapatazo del futbolista que había sembrado todo el peligro del Rayo a la red, imparable para Oblak. 1-1. Hasta detenido, Álvaro parece estar corriendo. Descanso. A Francisco empezó a sobrarle el abrigo.
Vermeeren se quedó en la ducha, Nahuel entró al lateral y Llorente pasó al medio, una composición rojiblanca más reconocible pero con la misma tensión: ninguna. Como si los puntos del domingo valieran menos que los del miércoles aunque sean lo mismo. Cuando en el partido lo único que pasaba era el tiempo, Simeone dio por finalizado el reposo de Lino, De Paul y Grizi para dejar de ser permafrost. Adelantaría líneas, empezaría a rascar por las bandas. Pero Álvaro seguía cortando como un filo para presentarse ante Oblak ululando, el Rayo pedía penalti por una pelota en la nariz de Reinildo y Francisco hacía debutar a Crespo con la franja sin un entrenamiento siquiera porque, lo escrito ya, en el fútbol nunca es demasiado pronto.
Su nuevo debutó con velocidad, entusiasmo y la bota como una red para cazar al Atleti. Corría con redoble de tambores hacia Oblak y rozó el Rayo el gol pero Trejo no llegó a rematar su centro chut. Memphis respondía en el área contraria. Marcó una vez pero el VAR anuló por fuera de juego de un pelo. Cuando lo hizo la segunda ya quedó de verdad. Era el 90′. Koke abrió a la banda, Grizi tendió a Nahuel, Nahuel devolvió y el francés se sopló la bota para enviársela a Memphis, que apareció como un coloso entre los centrales, vivo y rápido. Poniéndole la pajarita al frío, en un día de pájara. Y al Bernabéu.