La imparable marcha del Bayer Leverkusen no para ni en el Olímpico. Ante la Roma, los de Xabi supieron aguantar el arreón inicial de los giallorossi, empujados por sus tifosi, y acabaron demostrando su superioridad con un 0-2 a domicilio que deja la eliminatoria casi sentenciada.
Una victoria merecida y construida con paciencia. El Leverkusen creció como la marea, con el paso de los minutos, y terminó con un número de disparos (19 contra ocho) que dejó clara la distancia entre los dos conjuntos.
Impulso que se mantuvo en los inicios de la segunda mitad y que a punto estuvo de materializarse en gol con un remate de cabeza de Cristante en un saque de esquina. Un espejismo porque el partido fue, desde el gol, del Leverkusen. Cedieron los germanos la posesión pero no recibieron daño alguno. El Roma fue estéril con balón al estar Paulo Dybala desaparecido.
Y entre idas y venidas sin ningún tipo de trascendencia entre unos y otros, transiciones inefectivas y errores no forzados, Andrich decidió que ya era suficiente. Recibió en la frontal del área y la puso en la escuadra. Imparable para Svilar.