El Real Madrid debía afrontar tres partidos antes de jugar la final de Champions en Wembley. Tres trámites que Ancelotti, una vez más, gestionará con esa inteligencia y fluidez que le caracteriza para llegar a Londres con el equipo en velocidad de crucero.
Y el primero de ellos, este ante el Alavés, lo utilizó para dos cosas. La primera, cerrar el debate de la portería gracias a la impecable actuación de un Courtois que realizó paradas de auténtico mérito. La segunda, recuperar una versión más brillante de un Bellingham que se divirtió, marcó y asistió. Eso sumado a la debilidad defensiva de un rival que llegaba al Bernabéu de vacaciones, permitió a los blancos exhibirse en un encuentro sin exigencia física ni competitiva.
Ancelotti quiere a Courtois en Wembley. Lleva tiempo con ese objetivo en la cabeza, pero a la vez le sobrevolaba el runrún de si físicamente estaría para una batalla de tal envergadura. La respuesta es sí. Y si no tajante, prácticamente. Casi dos semanas después de regresar (lo hizo el 4 de mayo), las sensaciones con Thibaut no pueden ser mejores. Mantiene la confianza, la agilidad y el halo de santo. Pero lo mejor es que no hay rastro de molestias.
Así que la decisión coge temperatura: salvo recaída en estas semanas, será titular en Wembley. El mejor portero del mundo está de vuelta.