Hay platos que, por más pimienta o tabasco que les eches, no saben a nada. El Albania-España había perdido todo el picante desde el momento en el que La Roja certificó su pase a octavos de final como primera de grupo, así que lo de Düsseldorf no era sino un ejercicio de profesionalidad. Algo que los pupilos de Luis de la Fuente cumplieron, pues hubo intensidad y compromiso con una idea de juego en la que el balón manda. Siempre, juegue quien juegue. Lástima que ese esfuerzo, indudable, solo dejara un gol como saldo. El 0-1 de Ferran a pase de Olmo fue lo mejor que nos brindó la noche.
Con ese amarillo y el once a la espalda Ferran Torres quiso reivindicarse en cuanto tuvo ocasión. Él ha sido uno de los damnificados por la meteórica irrupción de Nico y Lamine en el equipo, el otro podría ser Olmo, ojito derecho del seleccionador. Ambos formaron de inicio y protagonizaron el primer gol de España con la pasmosa naturalidad de la que suelen hacer gala los elegidos. Se miraron a los ojos, o eso me pareció, y ahí nació el pase en profundidad del jugador del Leipzig, un toque suave y raso al corazón del área que el azulgrana supo leer extraordinariamente. Tan bueno fue el desmarque como el remate, una rosca con la zurda que tocó en la base del poste antes de llegar a la red. La Roja solo había necesitado 13 minutos para encarrilar una victoria con la que hacer pleno en la primera fase de un grupo que a esa misma hora vivía su auténtico infarto en Leipzig con el duelo entre Croacia e Italia. Empate a cero iban entonces las cosas por allí.
España jugará el próximo domingo 30 de junio a las 21:00 horas su partido de octavos como primera del grupo B. Un encuentro que le medirá al el mejor tercero del grupo A, D, E o F, circunstancia que se conocerá al final de la jornada del miércoles.