Por mucho que la etapa de Lee Carsley al frente de los Three Lions tenga fecha de caducidad, el seleccionador interino quiere cerrar su periplo devolviendo a la Selección inglesa de donde nunca debería haberse ido. La debacle de Wembley (1-2) situó a Grecia como primera del Grupo B, en la Liga 2 de la UEFA Nations League, e Inglaterra viajaba a Finlandia con la obligación de ganar. Y lo hizo (1-3) con Jude Bellingham como líder futbolístico del equipo, y Jack Grealish y Trent Alexander-Arnold como grandes protagonistas del encuentro.
De hecho, la primera ocasión clara fue del cuadro finlandés, en las botas de Keskinen. El delantero recibó solo en el área, pero le pegó como jamás hay que hacerlo. Falló Finlandia, respondió la selección grande. Gomes se inventó un pase de fantasía y Grealish no perdonó. Es lo que tiene. Después, otra vez el combinado local tuvo la suya, con una ocasión muy clara de Jensen. No iba a ser su día. Ni mucho menos.
Inglaterra parecía que deambulaba, con un Bellingham que ni siquiera pasó de la tercera marcha. Como si el partido tampoco fuera demasiado con él. En esas, Finlandia volvió a avisar, esta vez con una aproximación que no se puede fallar nunca. A la contra estaba haciendo daño. Jensen, otra vez, dejaba que Inglaterra siguiera por delante en el partido. Muchas vidas para los ‘Three Lions’, que pusieron la calidad para que el partido no peligrara.
Alexander-Arnold, en un libre directo que entró por toda la escuadra, y Rice finiquitaron el duelo con tiempo de margen. Finlandia siguió con lo suyo y logró el tanto del honor, obra de Hoskonen. Nueva victoria de Inglaterra, pero sigue dejando muchas dudas, sobre todo en el juego.