Se nos va probablemente el mejor futbolista de la historia del Betis”. No lo dijo un cualquiera. Lo dijo Rafael Gordillo, leyenda del beticismo, y que fue uno de los tantos amigos que acompañó este martes a Joaquín en el día de su homenaje después de colgar las botas a los 41 años tras toda una vida dedicada al fútbol.
Como no podía ser de otra manera, se colgó el cartel de ‘no hay billetes’ en el Benito Villamarín para despedir al hijo pródigo, que se emocionó tanto como lo hizo su afición, un mar de lágrimas en una noche bonita y triste a la vez en Heliópolis, que se llenó de camisetas verdes -más de 59.000- con el ‘17’ a la espalda.
Sin poder contener las lágrimas, Joaquín concluyó su partido homenaje dirigiéndose a todos los béticos. “No es que sea difícil, es que no sé si voy a poder, porque no sé qué he hecho para tanto cariño”, comenzaba el capitán bético con lágrimas en los ojos.
“Quiero dar las gracias a todos mis compañeros que han venido. A toda esa gente que trabaja pero que no se les ve sin los que esto no hubiera sido posible. A mi familia, que se lo merece todo. Me voy pero voy a seguir trabajando codo con codo para que el Betis esté a la altura de esta afición que hoy ha vuelto a demostrar lo que es al mundo entero. Sin vosotros, afición, nada hubiera sido posible. Viva el Betis y viva la afición del Betis, hasta siempre”, finalizó Joaquín.
