No siempre se puede brillar y golear. Pero pocas victorias a lo largo de un campeonato son tan importantes como la lograda por el Barça ante el Rayo Vallecano. Valió con un penalti transformado por Lewandowski para recuperar el liderato 9 jornadas después. A veces, los partidos se atragantan y fue el caso. Acertar, ni que sea desde los 11 metros, y mantener la portería a cero permitió regresar a lo más alto de la clasificación. ¡Y que dure!
Probablemente, los de Íñigo Pérez sean a mi juicio, por lo menos, el mejor equipo que ha visitado Montjuïc este curso. El Rayo tuvo siempre al Barça contra la pared y si los de Flick ganaron fue por detalles que van a incrementar el dolor en la piel quemada de LaLiga respecto a las decisiones arbitrales. El penalti a Lewandowski fue clarísimo, pero hubo polémica.
El partido tuvo ritmo desde el principio. Demasiado por parte del Barcelona, que pecaba de querer ser muy directo y eso sólo sale bien si Lamine Yamal tiene el día. En la primera parte, el fenómeno blaugrana no estuvo bien. En parte por el inmenso trabajo de Pep Chavarría. Peor lo pasaba Ratiu, un jugador que el Barça tiene en el radar, ante Raphinha, que desperdició dos ocasiones de gol en los primeros 20 minutos.
El duelo cambió de decorado cuando Pathé Ciss le hizo un penalti de libro a Íñigo Martínez por agarrón persistente y continuado a la salida de un córner. Castigo sin discusión que transformó Lewandowski, pero el Rayo tuvo motivos más que justificados para quejarse que en el área contraria no se aplicaba el mismo criterio en un agarrón de Hèctor Fort y otro de Cubarsí. No tan groseros, pero agarrones.