Las cosas claras de antemano. Decía Diego Pablo Simeone que entre “sobrevivir y dar un golpe en la mesa en el Bernabéu” en el primer capítulo del cruce capitalino de octavos, él no encontraba diferencias.
¡Qué bueno que viniste, Julián! Lo que lleva pensando la afición del Atlético desde agosto, anoche fue a la vez un grito de júbilo y un suspiro. Porque la puesta en escena de los rojiblancos no fue nada buena. No solo por el 1-0, que ya fue un mazazo, sino la sensación de que el Madrid había encontrado vías para, sin hacer magia, castigar con rotundidad a los de Simeone.
Pero hete aquí que apareció, una vez más, la Araña estelar. El argentino agarró una pelota en la derecha, se escapó con fe y maña de Camavinga y, casi desde el vértice del área, clavó el derechazo con rosca junto al palo.
Según la estadística avanzada, era una oportunidad de 0,03xG (goles esperados). Para entendernos, lo normal es que de cada 100 intentos solo terminen tres en gol. Pero es que Julián no es normal ni lógico. Y pasa absolutamente de lo que le diga el big data. Por eso, el campeón del mundo es el jugador del fútbol español con mayor diferencia entre esos goles esperados (estadística que calibra la calidad de cada ocasión) y los que realmente convierte. Con el de ayer, el rojiblanco lleva ya 22, cuando según las oportunidades que ha tenido tendrían que ser solo 12,19. Casi los duplica.