Noche grande en Old Trafford. De las que escasean en los últimos años. Ruido y color en sus gradas, enchufadas antes incluso de que los jugadores saltasen al césped. Tanto como ellos.
Un United irreconocible que llegó a tener dos goles de ventaja antes del descanso, pero que encontró una nueva manera de decepcionar a su hinchada. La historia de siempre, con un dramatismo tan exagerado como innecesario. El Lyon forzó la prórroga, y con diez hombres hundió a los red devils en el infierno. Hasta que un penalti los levantó. Fernandes recortó diferencias, Mainoo empató la eliminatoria y Maguire la ganó. Todo esto en seis minutos de infarto. Taquicárdicos.
El Lyon muere en la orilla después de hacer un partido memorable con uno menos donde pusieron contra las cuerdas al conjunto de Amorim. El técnico portugués esquiva una bala mortal con una victoria de las que suponen un antes y un después en un equipo. En semifinales espera el Athletic, inmerso en el sueño de su Europa League.